domingo, 10 de enero de 2016

Los inicios turísticos de Aguadulce


El turismo de Aguadulce no podría entenderse sin la figura de Máximo Cuervo, quien para bien o para mal, ocupa un lugar en la historia que nadie puede negar


Vista de Aguadulce en 1967
(Fuente: Biblioteca Virtual de la Diputación de Almería)
Aguadulce es hoy uno de los principales focos turísticos de la costa mediterránea española, con una oferta que bebe del atrayente binomio de sol y playa acompañado de un calmado oleaje y temperaturas agradables. Pero su situación como núcleo de veraneo no siempre ha sido así, sino que debemos rastrear este origen en su declaración en 1964 como «Centro de Interés Turístico Nacional».

La localidad de Aguadulce toma su nombre de un manantial de agua situado cerca del actual puerto deportivo y del que sólo queda una pequeña fuente. A pesar de haber sido inaugurada hace pocos años, hoy permanece completamente seca e inaugurada recientemente. En cualquier caso, nos permite saber la ubicación aproximada del antiguo manantial, puesto que las construcciones de la zona han cegado por completo aquella vieja gloria.

Cartel de 1964 sobre la nueva urbanización
de Aguadulce. (Fuente: Archivo
General de Andalucía) 
El núcleo, inicialmente perteneciente a Enix, fue incorporado al término municipal de Roquetas de Mar un 24 de junio de 1927, cuando el consistorio roquetero decide aceptar la cesión propuesta por el enixero. Posteriormente se realizan los deslindes a la vez que se agrega también una pequeña porción de Vícar. En 1931 Enix pide la devolución de los núcleos cedidos, a lo que accede Roquetas; es entonces un año más tarde cuando un vecino de Aguadulce protesta por la petición de Enix, iniciándose un litigio entre los distintos ayuntamientos que tardará años en resolverse.

Con la incorporación al término municipal de Roquetas de Mar se acometen las necesarias reformas que precisaba: se crea una escuela en 1929 al igual que se hace en El Puerto de Roquetas, se realizan obras para aumentar la cantidad de agua que proporcionaba la citada fuente y se procede a la iluminación de sus calles gracias a la presión de un grupo obrero de la zona.

Las primeras referencias al turismo las encontramos en 1935, cuando el alcalde pedáneo a través de un escrito solicita permiso para construir chozas de cañas que favorezcan el disfrute de la estancia en la playa, frecuentada en verano por vecinos adinerados de Almería capital y de zonas más alejadas. Tras las penurias de la Guerra Civil y la Posguerra, nos encontramos con que en torno a 1950 tenía alrededor de 27 casas y apenas 300 habitantes.

Petición de Máximo Cuervo a fecha de 2
de marzo de 1964 para la declaración de
Aguadulce como «Centro de Interés
Turístico Nacional. (Fuente: Noticias
de Almería) 
Pero repentinamente un 28 de diciembre de 1964 aparecían en el Boletín Oficial del Estado (BOE) un conjunto de seis núcleos urbanos que recibían el título de «Centro de Interés Turístico Nacional», entre los que se encontraba Aguadulce. Observando el contexto anteriormente descrito, resulta casi una inocentada -propia del día que aparece en el BOE- que un núcleo de semejantes dimensiones y con una importancia turística tan limitada fuese seleccionado, en vez de haberlo hecho con otros muchos centros turísticos más pujantes que salpicaban la costa española. Puesto que en la historia las cosas no ocurren por casualidad, podríamos preguntarnos por qué el régimen franquista decidió fijarse en esta pequeña barriada almeriense para elevarla a semejante categoría nacional.

A poco que investiguemos nos encontramos detrás de esta declaración con la figura de Máximo Cuervo. Durante la dictadura ostentó los cargos de director general de Prisiones, consejero del Consejo Supremo de Justicia Militar y consejero permanente del Consejo de Estado. En consecuencia y pese a que lo situemos como una figura fundamental para la historia de Aguadulce, no podemos olvidar que fue uno de los encargados de la represión franquista.

Máximo Cuervo Radigales.
(Fuente: Diputación
de Almería)
Defensor de la existencia de acuíferos bajo el Poniente Almeriense, favoreció la llegada del Instituto de Colonización a esta zona, con la consecuente fundación de distintos núcleos de población y la puesta en marcha de la agricultura bajo plástico que todavía hoy caracteriza la zona.

Su interés económico por Aguadulce no se limitó al sector turístico, puesto que anteriormente había tenido en su propiedad una serie de terrenos agrícolas que puso en producción. No obstante, el papel de Máximo Cuervo fue fudamental cuando creó la Sociedad Urbanizadora Aguadulce, de su propiedad, que construyó un hotel y fue un pilar fundamental para que recibiera el título citado en 1964. Su intención era evitar el crecimiento anárquico y desproporcional que estaban experimentando otros focos costeros en aquella época. Por tanto, vemos que detrás de la petición de que Aguadulce se convirtiese en «Centro de Interés Turístico Nacional» no hay ningún espíritu altruista, sino un interés por convertirse en promotor urbanístico y obtener beneficio de ello.

Vista de Aguadulce en 1970
(Fuente: Biblioteca Virtual de la Diputación de Almería)
El primer contacto de Máximo Cuerva con Almería fue con 12 años en 1906, cuando acudió a nuestras costas para acelerar la curación del tifus que padecía. A partir de aquí empezó a valorar muy positivamente este rincón almeriense y a visitarlo recientemente, ganándose el afecto de los vecinos; y es que las investigaciones documentales más minuciosas ponen de manifiesto su posicionamiento a favor de los habitantes de Aguadulce, en la disputa que nombramos anteriormente, al querer seguir unidos a Roquetas cuando en 1931 Enix pidió su devolución. A su vez, parece ser que también influyó a favor de los presos políticos de Roquetas tras la Guerra Civil.

Con este breve recorrido general sobre la Aguadulce del siglo XX podemos entender mejor cómo esta pequeña barriada consiguió erigirse como una parada obligada en el Mediterráneo español, foco de atracción turística que todavía hoy sigue creciendo. No podría entenderse sin la figura de Máximo Cuervo quien, para bien o para mal, ocupa un lugar en la historia de Aguadulce que nadie puede negar.


(Artículo escrito por Juan Miguel Galdeano Manzano y publicado en el Ideal de Roquetas, Vícar y La Mojonera en la edición mensual de enero de 2016, en la sección «De Turaniana a Las Roquetas»)