viernes, 8 de abril de 2016

Una aldea andalusí en la Ribera de la Algaida: al-Biŷānis


Pese a que el conjunto arqueológico de la Ribera de la Algaida, en el que nos encontramos la romana Turaniana y al-Biŷānis, es conocido desde hace más de 150 años, ninguna administración se ha dignado a ponerlo en valor


Enterramiento musulmán en el entorno de Torrequebrada
En los últimos años la Ribera de la Algaida se ha configurado como un paraje de alta riqueza en fauna y flora, así como un marco incomparable en el que disfrutar de las playas de nuestro municipio. Pero no son el único valor que guarda. Un yacimiento arqueológico, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1991, permanece enterrado, olvidado por obra y gracia de la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Roquetas.

A la conocida Turaniana, un enclave romano de alta actividad pesquera y de salazones, la sucede en el periodo medieval una aldea musulmana que las fuentes árabes llaman al-Biŷānis, al-Binŷās o Baŷānis. El nombre lo conocemos por los geógrafos al-Udri, nacido en la vecina Dalaya (Dalías) en el siglo XI, y al posiblemente ceutí al-Idrisi. Este último, importante geógrafo musulmán del siglo XII, en su obra «Recreo de quien quiera recorrer el mundo» describe una serie de rutas de viaje. Entre ellas habla del camino de Almería a Málaga, donde aparece esta al-Biŷānis como una alquería situada a 6 millas al oeste de Almería, ruta que continúa hacia Berja y Dalías. También se nombra un torre desde donde se encendía fuego para avisar de barcos enemigos, posiblemente una de las existentes en nuestra costa.

La Torre Quebrada en 1959, años antes
de su voladura. (Fuente: La Voz de Almería)
La extensión de al-Biŷānis no alcanzó la de Turaniana, más bien se limitó a su parte norte, en el entorno de Torrequebrada. Los restos arqueológicos que nos han llegado son igualmente escasos: cerámica medieval y un cementerio árabe, con enterramientos como el que presentamos en la imagen. Los enterramientos se hacían generalmente sin grandes riquezas, con el cuerpo apoyado sobre su costado derecho y con la cabeza mirando hacia La Meca.

Algo excepcional en un asentamiento andalusí de este tipo es su escasa inclinación hacia la agricultura y la ganadería, que sí pudieron ser practicadas en las zonas aledañas pero que no fueron la principal actividad de al-Biŷānis. Fue precisamente la pesca la principal labor de sus habitantes, que aprovecharon el portezuelo de los Bajos de época romana. No debemos pensar en un puerto de escala de los diferentes navíos, sino en un fondeadero de uso local, aunque su uso como abrigo ante los temporales es completamente plausible. Tampoco podemos olvidar la obtención de sal de las cercanas charcas, que volverían a ser explotadas en época nazarí y tras la conquista castellana no dejarían de estarlo hasta hace unas décadas.

Fragmentos de cerámica hispanoárabe hallados en el
entorno de Torrequebrada. (Fuente: Lorenzo Cara
Barrionuevo y Jorge Cara Rodríguez)
Estos datos los conocemos gracias a los objetos depositados en el Museo arqueológico de Almería, varias prospecciones y una excavación de 1993. Sin embargo, la excavación completa del yacimiento con técnicas actuales sigue siendo una tarea pendiente, por lo que todavía tenemos mucho camino por delante para conocer en todas sus dimensiones esta aldea musulmana. Sin lugar a dudas sigue siendo necesario un ambicioso proyecto de protección, excavación, rehabilitación y difusión del pasado romano y andalusí de Roquetas.

Pero esta necesidad choca contra la pared mental de algunos políticos, que siguen en una patética actitud de «si no lo veo no existe». Mientras sigan en esa línea, estarán privando a los roqueteros y a todos nuestros visitantes tanto de una potencial fuente de turismo como de un derecho fundamental: conocer nuestra historia.


(Artículo escrito por Juan Miguel Galdeano Manzano y publicado en el Ideal de Roquetas, Vícar y La Mojonera en la edición mensual de abril de 2016, en la sección «De Turaniana a Las Roquetas»)