martes, 7 de febrero de 2017

La desprotección de los pueblos de Colonización (I): Las Marinas

Fotografía aérea Las Marinas en 1966. (Fuente: Instituto de Estudios Almerienses)
Si por algo se caracteriza el término municipal de Roquetas de Mar es por esta subdividido en múltiples barriadas y pueblos de norte a sur. No se trata de una anomalía ni de un defecto que deba ser corregido llevándose por delante parajes naturales como la Ribera de la Algaida, sino que debe ser entendido como un símbolo de pluralidad y, ante todo, como el resultado de una evolución histórica que nunca debemos olvidar.

Un total de cuatro de estos núcleos: El Parador, Las Marinas, El Solanillo y parte de Roquetas pueblo, encuentran su origen en las iniciativas que el Instituto Nacional de Colonización (INC) realiza en la década de los 50 y 60 en Almería. Se trataba de un organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, fundado en 1939 tras la victoria del bando franquista en la Guerra Civil. Para acercarnos a este proceso recomendamos el libro «Los pueblos de colonización en Almería. Arquitectura y desarrollo para una nueva agricultura», de la colección del Instituto de Estudios Almerienses, fruto de una admirable investigación histórica.

A las localidades mencionadas debemos sumar en el Campo de Dalías las fundaciones de la Puebla de Vícar, Las Norias, La Mojonera (entonces llamada «Camponuevo del Caudillo») y San Agustín. En el conjunto de la provincia también se crearon pueblos en la zona de Huércal-Overa y el Campo de Níjar. Debemos aclarar que no se trató de un proyecto circunscrito a Almería, sino que se fundaron poblados en todo el territorio español.

La situación del Poniente Almeriense era francamente complicada: debido a la salinidad del terreno, la agricultura era tremendamente pobre y el único aprovechamiento posible era el pastoreo. Sin embargo, la situación cambió con el descubrimiento de acuíferos en el subsuelo de la comarca y el desarrollo de la tecnología de pozos para extraer el agua, que facilitó que en 1941 se declarase al Campo de Dalías «Zona de Interés Nacional». Tras una nueva ley en 1953 que permitía las expropiaciones a particulares para crear pueblos y parcelas de cultivo, pronto el Estado empezó a fundar los primeros pueblos.

Fundación de Las Marinas

En 1954 se amplía el pueblo de Roquetas (el entorno de la actual Plaza Alcalde José Pomares) y se funda El Parador; en 1958, Las Marinas; y en 1968, El Solanillo. Nos encontramos a su vez un proceso paralelo en la agricultura que, sin duda alguna, es la clave del éxito de estos nuevos pueblos: el «milagro del enarenado», que consistía en cubrir con arena la tierra para evitar la evaporación del agua y combatir la salinidad.

Centrándonos en Las Marinas, se construyeron un total de 62 viviendas en dos fases: 1958 y 1962. Su plano tiene una estructura clara, con un núcleo en el que se sitúa un bulevar rodeado por la iglesia, edificios administrativos y dependencias para el ocio, la artesanía y el comercio. En su entorno se disponen sucesivas manzanas de casas de una o dos plantas con pequeñas parcelas adosadas de distintos tamaños, que se entregaban a los colonos dependiendo de la dimensión de la familia que la ocuparía. Como se ve en la fotografía aérea, en las proximidades se encontraban los terrenos que también se entregaban a los colonos para su explotación.
Interior de la Iglesia de Santa María del Mar, en Las Marinas.
(Fuente: Instituto de Estudios Almerienses)

El proyecto de cada pueblo con sus viviendas se encargaba a un mismo arquitecto, que en este caso corrió a cargo del madrileño José Luis Fernández del Amor, a quien también debemos la Puebla de Vícar y Campohermoso. Destacó por unificar la arquitectura popular con las nuevas tendencias artísticas, algo que vemos especialmente en la parroquia de Las Marinas, la Iglesia de Santa María del Mar, que destaca por sus vidrieras.

Iniciativas para su conservación

En los últimos años los envites de la presión urbanística ha hecho bastante daños a todos los pueblos de colonización. Esto ha sido posible debido a la escasa protección por parte del Ayuntamiento de Roquetas, que en el Plan General de Ordenación Urbana sorprendentemente sólo ha establecido la preservación de los espacios libres y los patios de vecinos, no de los propios edificios. Esto ha permitido que muchos de ellos hayan sido sustituidos por bloques de pisos que rompen la unidad de su entorno, o incluso declarados en estado de ruina por parte del Ayuntamiento y derrumbados después, sin ofrecer la restauración como alternativa.

Quizás Las Marinas sea la localidad donde más casas han sobrevivido a la vorágine de la burbuja inmobiliaria, aunque algunas de las viviendas ya han sido derribadas, rompiendo la armonía del conjunto histórico y restándole valor. Esto nos invita a la esperanza de que los edificios restantes puedan ponerse en valor, pues son la mayor evidencia del origen histórico de esta barriada.

Teniendo conocimiento de que el Colegio de Arquitectos de Almería va a elaborar una guía sobre la arquitectura de Roquetas, pensamos que sería una buena oportunidad para elevar el grado de protección de estos edificios. Esto podría acompañarse con iniciativas por parte del Ayuntamiento para fomentar el conocimiento sobre los pueblos de colonización y los inicios de la agricultura bajo plástico en Roquetas.

Se trata de una necesidad apremiante, pues la ya iniciada desaparición de los edificios y viviendas primigenias de las distintas barriadas de Roquetas supondría la pérdida de un pedazo de nuestra historia más reciente, esa que todavía recuerdan nuestros padres y abuelos.


(Artículo escrito por Juan Miguel Galdeano Manzano y publicado en el Ideal de Roquetas, Vícar y La Mojonera en la edición mensual de febrero de 2017, en la sección «De Turaniana a Las Roquetas»)